05 marzo 2013

DISTINTOS PUNTOS DE VISTA DE MONFRAGÜE /FIO

A lo largo de mi joven vida "pajareril", no porque llevé poco tiempo saliendo al campo, sino por mi edad, aún adolescente, he podido comprobar como cambian las opiniones acerca de distintos temas de la vida natural, y como uno aprecia nuevos y diversos aspectos que  a los 9-10 años todavía sonaban muy lejanos y que ahora a punto ya de los 18 se aprecian sin dificultad.

El ejemplo propio más claro, es el Parque Nacional de Monfragüe. Cuando tenía unos 5 añitos,  mis salidas al campo eran muy cerca o incluso dentro de la ciudad y mis "clases" sobre el día a día de la naturaleza eran los documentales del Hombre y la Tierra, aquellos que han concienciado y enseñado a tantas y tantas generaciones de la época de los 70, 80, 90 y que aún siguen haciéndolo. Pues bien, entre los primeros libros y aquellos documentales, descubrí aquel enclave de bosque mediterráneo que es Monfragüe.

Aquella idea de visitar el lugar, se quedó como muchas otras en el olvido, y no fue hasta 5 años más tarde, en el 2005, cuando gracias a un compañero de trabajo de mi padre, propio del lugar, nos comentó que en uno de los miradores, que más tarde se convertiría para mí  en uno de los mejores observatorios del parque, La Portilla del Tiétar, se encontraba un pollo de una  especie que había observado tantas y tantas veces, narrado bajo las letras de Félix Rodríguez de la Fuente, que no es ni más ni menos que el Águila imperial ibérica.

Aquella especie que se encontraba y se encuentra gravemente amenazada, significaba para mí, uno de los mejores momentos en el campo que había vivido hasta entonces. Ver aquel polluelo, gracias al telescopio de un miembro de SEO, fue el principio de que ahora no haya excusa alguna para no bajar a Monfragüe, como mínimo una vez al año y recrear las mismas sensaciones que tuve en ese momento.

Aquel año el parque, aún con la calificación de natural, había atravesado varios importantes incendios y una terrible sequía.

Foto testimonial del pollo de águila imperial ibérica de la Portilla del Tiétar. (archivo 2005)



Tuvieron que pasar otros 4 años más para volver a disfrutar de otra forma totalmente distinta, de los sublimes vuelos de los buitres leonados y negros, de los cortejos de las cigüeñas negras, y de los picados de las águilas imperiales, reales y perdiceras. 

Fue,efectivamente en el 2009 cuando disfruté de nuevo de la preciosa mirada de un águila culebrera que controlaba sus dominios en el Salto del Gitano, y de los cortejos de las recién llegadas cigüeñas negras.

Desde entonces no ha habido año hasta el actual, que no haya bajado a Monfragüe, por un motivo u otro, con parte de mi familia a demás de mis padres, y a visitar cada vez un rincón más del lugar, a ver como cada habitante saca adelante a sus retoños. 
  Fue en el 2012, cuando por fin localicé al único de los típicos que me quedaba por encontrar, el búho real. Allí estaba el gran duque, que oteaba de un lado a otro del cortado, bajo la sombra de una encina. 

También fue en el año pasado cuando visitamos el embalse de Arrocampo, y allí pude deleitar las horas de campeo con las garzas imperiales, la garcilla cangrejera, y el vuelo en v del lagunero. El único que se me escapó el calamón. 

El gran duque esperando las luces de  la noche.

Este año, la excursión a la zona, ha ocasionado nuevas impresiones. Esta vez, en compañía de algunos miembros de nuestro grupo local hemos bajado a representar a SEO-SALAMANCA en la FIO ( Feria Internacional del Turismo Ornitológico). 

Salimos hacia Monfragüe, con una intensa niebla que se difuminó a la altura de Béjar, dónde aprovechamos para intentar ver los ampelis. No hubo suerte. 
Continuamos hasta Villareal de San Carlos, con la  calurosa bienvenida de una pareja de alimoches, y los vuelos de los buitres.  Ya en Villareal, nos dispersamos por la feria y visitamos los stands, algunos de ellos, haciendo las delicias con sus telescopios, y cámaras. 

Carpa central de la FIO 2013



A media mañana nos dirigimos al Salto del Gitano, debido al rumor de la observación de un treparriscos el día anterior. Tampoco hubo suerte, pero el continuo tránsito de buitres leonados, los picados del halcón peregrino y un grupete de 6 cigüeñas negras suplieron la mala suerte. 

Después nos dirigimos a la Tajadilla, para descansar y comer, mientras nos echábamos unas risas y un parlao. De nuevo los simpáticos habitantes alados de estas tierras, como los rabilargos nos acompañaron. 

Por último echaríamos el resto de la tarde, contemplando al búho real, a los continuos picados de las paradas nupciales y a los conflictos entre buitres e imperiales, las cigüeñas negras ( un bando de 9), y una graciosa nutria. 


Buitre leonado y conflicto entre buitre e imperial.









Después con los últimos rayos de sol de la tarde nos dirigimos a Arrocampo, dónde por fin pude observar al  extraño calamón. 


Calamón 






Esperemos que el bosque mediterráneo y los habitantes de Mons fragorum, como lo llamaron los romanos, siga siendo el motivo del sueño de tantos niños, como fue el mío, y aún lo sigue siendo. 











2 comentarios:

  1. Hola Gonzalo, he disfrutado de lo lindo leyendo tu entrada. Se muy bien cual es esa sensacion, a mi de pequeño me paso algo parecido y desde entonces al igual que tu, no he dejado de visitarlo ni un solo año. Quizas este año hasta nos cruzamos en algun momento. Me he dado una vuelta por tu blog y me ha gustado mucho. Con tu permiso lo enlazo directamente con el mio. Un saludo, te sigo.

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