26 enero 2015

CURSO DE IDENTIFICACIÓN DE AVES ACUÁTICAS

Los próximos días 9, 11, 12 y 14 de Febrero impartiré un curso de identificación de aves ligadas al medio acuático en las instalaciones de la Escuela Lorenzo Milani. Este curso tratará principalmente de conocer a las especies más importantes ligadas al medio acuático, los tipos de humedales, y la ley vigente en ellos. Además, el día 14 de Febrero, realizaremos una jornada práctica en las lagunas de Villafáfila para poner en práctica lo aprendido en los días anteriores. El precio es de 35 euros/ persona y el horario en los días de clase teórica (9,11 y 12) será de 17:30- 20:00.

El plazo de inscripción es hasta el día 2 de Febrero en la escuela Lorenzo Milani, tanto en el horario de secretaría (10:00 h - 14h) como por el correo de su página web.

Para más información pinchad en este enlace:
 http://www.fpmilani.com/users/files/Cursos%20profesionales%202014-15.pdf



Por último quisiera agradecer la colaboración del Centro Privado Integrado de Formación Profesional Lorenzo Milani por cederme las instalaciones e incluirme en su catálogo de cursos para realizar dicha actividad.




22 enero 2015

FANTASMAS ENTRE LA NIEBLA (PARTE II)

Después de esas primeras horas del día invernal envuelto en niebla, que os describía en la entrada anterior, me decidí a ir en busca de algunas anátidas y otras especies de aves, ligadas por estas fechas al soto ribereño, a los carrizales y alisedas, que ahora muestran su esqueleto. Sin hojas, sin follaje, sin esa protección que con los lejanos primeros fríos del otoño, se desprendió para quedar a sus pies en forma de esa preciosa, colorida y húmeda alfombra de hojarasca que adorna el suelo del soto. 
Poco a poco esa densa y temprana niebla que lo envolvía todo, que dejaba ver a escasos metros a tu alrededor, se fue disipando para dejar paso a un claro, anticiclónico y azulado cielo que surcarían, para mi disfrute, alguno de los bandos de anátidas que me disponía a observar y los habitantes alados de la ribera.



De pronto, sonó el reconocible canto de uno de nuestros pájaros, ligado al curso fluvial, más comunes, y más escurridizos. Desde alguna zarza, desde algún rosal, donde el escaramujos, las bayas y los frutos silvestres son verdaderas despensas en estos días tan difíciles,  el pequeño y pardo Ruiseñor bastardo cantaba alegremente un mensaje. Que él era el guardián, era el propietario de ese tramo de aliseda, de ese tramo de soto dónde meses después, los polluelos de este pájaro junto a los de muchos otros vendrían al mundo. 

Frutos del escaramujo o rosal silvestre (Rosa canina)


Intentaba yo buscar a este sílvido entre el apretado follaje de las zarzas cuando una bella, rauda y mediana silueta que pasó a pocos metros delante de mí, hizo que el pequeño y amigable ruiseñor bastardo dejara por un momento sus cuestiones territoriales. Era un precioso gavilán. Un gavilán que a menudo visitaba la cubierta vegetal del río en busca de pequeños pajarillos, que debilitados por estos días fríos del invierno serían presa fácil para este acróbata de la espesura. 

Gavilán común (Accipiter nisus)



Después de quedar ensimismado con el vuelo de la rapaz, me dediqué a observar los rápidos aleteos de los bellos ánades reales, cucharas, alguna cerceta común, un pequeño grupo de ánades silbones, frisos, y un interesante bando compuesto por 17 porrones moñudos. Aves que habrían llegado esa misma noche, desde otro pequeño refugio, otro pequeño remanso, una laguna y que exhaustos habían llegado a parar a esta zona donde retomarían fuerzas para seguir su larga travesía.

Dos machos de ánade real o azulón (Anas platyrhynchos)


Hembra de pato cuchara (Anas clypeata)


Bando de ánades reales (Anas platyrhynchos)


Parte del bando de ánades frisos (Anas strepera). En la foto, seis machos de esta especie.

Porrones moñudos (Aythya fuligula)  y patos cuchara (Anas clypeata)



Para despedir la jornada, una pareja de fochas despegaron de la lámina de agua intentando "competir" con los raudos y ágiles movimientos de los patos, pero su torpe y yo diría que "gracioso" despegue dejó claro que no son aves cuya anatomía les hace volar de una forma torpe, debido a las adaptaciones de su cuerpo, con patas situadas muy atrás, alas cortas y dedos lobulados.

Fochas comunes (Fulica atra)


Por último, un bellísimo Ratonero común (Buteo buteo)  levantó el vuelo cuando ya guardaba todo el material óptico que me había permitido observar con todo detalle estos instantes que nos brinda la naturaleza y que un servidor os relata.







17 enero 2015

FANTASMAS ENTRE LA NIEBLA (Parte 1)

Hace ya mucho tiempo, que por unas y otras circunstancias no he escrito, no he publicado, no os he contado a los queridos lectores, ninguno de los tesoros que encontramos en nuestras preciosas tierras y cielos castellanos. 

He querido retomar este espacio y seguir contando anécdotas, jornadas y multitud de momentos que ocurren ya no sólo en el campo, en el monte, si no también muy cerca de nuestra casa. Momentos que nos ayudan a conocer algo más, momentos que nos ayudan a comprender, en algunos casos, la increíble adaptación de algunas especies, otras su comportamiento etc

Uno de esos momentos fascinantes, dónde a uno le da mucho que pensar, dónde uno queda maravillado con los colores, las formas, el vuelo, que se repite una vez al año, es la llegada de esas preciosas anátidas, de esas delicadas avecillas llamadas limícolas que se recorren cientos y miles de km en busca de lugares más adecuados para pasar el invierno y de esos pequeños pájaros que inundan con sus cantos y movimientos los sotos ribereños. 

Paseando en esta fría mañana de invierno por el "bien conservado" (en algunos tramos) soto ribereño del Tormes, me envolvía  una sensación  fantasmagórica, debido a que una densa niebla solo me dejaba ver a escasos metros alrededor. Las ramas de los chopos, de los sauces, de los alisos están desnudas. Bajo ellos una manta blanda, húmeda, oscura que acolcha el suelo y que son sus hojas caducas, sus hojas que tiznaron de preciosos verdes durante los meses primaverales y estivales y de amarillo en la otoñada. 
Sin intentar hacer mucho ruido al caminar sobre este manto de hojas, voy adentrándome en el soto, voy sin darme cuenta siendo una hoja más del manto, un ser vivo más dentro de ese increíble  y rico ecosistema, un pajarillo venido de Europa central en busca de algún insecto, de alguna semilla, de algo que llevarse a la boca, un fantasma más entre la niebla que cubre el soto.
 Mirando a todos lados, fijándome en cada pequeño detalle, sigo caminando. De repente, algo me saca de estas fantasías, es un graznido fuerte que proviene de adentro del río. Es una garza real, que seguramente estaba pescando en alguna orilla y que debido a mi presencia se ha asustado y ha avisado a todos los habitantes del soto, de que ahí hay un intruso  y que tengan cuidado. Sigo adelante y ensimismado con un bonito carbonero que con su canto y su vuelo, me lleva hasta una pequeña pesquera donde veo un bando de gaviotas reidoras de unos 50 a unas 70 aves. Quería observarlas con mi telescopio por si en ese bando no sólo hubiera reidoras que han venido de países como Inglaterra, Bélgica, Suecia, Dinamarca, Alemania etc si no también alguna otra "infiltrada" en el bando y también para observar si habría algún ave anillada, como así fue el caso de una reidora con anilla metálica. 


Repasaba yo, gracias a mi telescopio, el bando que tenía delante. Descansaban, se arreglaban el plumaje, cuándo me llamo la atención una gaviota que estaba como excluida del núcleo del bando. Además cada vez que alguna reidora se le acercaba demasiado, intentaba expulsarla,  Fijándome bien, una vez que la vi por el objetivo del telescopio, era ligeramente algo más grande, su cabeza de forma más compacta, de tonalidades más oscuras, de oscuras patas, sin esa mancha típica en la cabeza que tienen las reidoras en su plumaje invernal. Me deleitaba verla, por que ya sabía yo que no era una reidora, que era esa "infiltrada" que buscaba en ese bando. Era un individuo de 1º invierno de gaviota cabecinegra. Fascinando por haber encontrado a este "infiltrado" me dispuse a sacarle algunas fotografías. 




 Después de mucho observarla, continué caminando debajo de centenarios alisos, alisos cuyas semillas son una importante fuente de alimentación para pequeños pájaros como los lúganos. 
Ahora miraba a los pajarillos en las copas de los árboles, herrerillos, carboneros, petirrojos, agateadores, zorzales, mirlos, chochines y ruiseñores bastardos eran algunos de los que me encontré mientras caminaba en busca de anátidas. 

De pronto, noté como algo se movía en un escaramujo que tenía al lado. Mirando conseguí descubrir a un visón americano en busca de algún pescadito de desayuno de la piscifactoría cercana. 


Después del encuentro con el mustélido, pude disfrutar de esos preciosos colores de los machos de las anátidas, de sus raudos vuelos, de sus disputas por las hembras, pero este será tema de una próxima entrada.