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11 agosto 2015

LA SELVA MEDITERRÁNEA (PARTE 2)

Continuación de la anterior entrada, en la que habíamos sido testigos de la vida salvaje que habita, en un día primaveral, el tupido bosque mediterráneo; nos acercábamos poco a poco, entre un abrigo de alcornoques y encinas centenarias a los diferentes cortados rocosos que encajonaban a un bello y calmado río.  
Empezaban los buitres leonados a mirarnos desde sus inexpugnables nidos en los roquedos y desde los picachos, dónde cada vez había menor número de éstos, por que se habían lanzado al espacio, al claro azul cielo en busca del "desayuno", muchas veces a cientos de kilómetros, que les proporciona una res o un animal salvaje muerto. 
Los observamos con su gran envergadura tomando altura, subiendo y subiendo hacia el cielo azul hasta no ser más que una lejana silueta. Uno a uno van desapareciendo de las cumbres de los roquedos, de los farallones y es entonces cuando observamos la vida rupícola, especies que usan la seguridad y tranquilidad de los altos cortados rocosos para reproducirse entre sus grietas y cuevas y que nosotros en todo momento observábamos a una prudente distancia, en el cauce contrario del río. 


Debido al largo período de incubación y desarrollo de un pollo de buitre, nos encontramos a las parejas en diversas etapas de la reproducción, algunos incubando huevos o polluelos pequeños, otros nidos en los que el pollo se encuentra ya solo, y otras parejas que aún están aportando material a la plataforma.



Los últimos ejemplares que aún se encontraban volando relativamente bajo, se agruparon con algunos ejemplares de buitre negro, el gran monarca de los cielos con su enorme envergadura, situación esta que permitió fotografiarlos en vuelo juntos y por tanto ver las diferencias morfológicas entre ambas especies.



Observando el cielo en busca de siluetas diferentes a las de los grandes buitres leonados y negros, pronto una silueta parecida en la forma pero distinta en tamaño y tonalidades se recortó en las alturas. Un blanquinegro Alimoche seguía de cerca a las grandes necrófagas y en pocos segundos pasó por encima de nosotros, perdiéndolo de vista rápidamente.


Revisando el horizonte de una zona más agreste, una de las más bellas águilas de nuestra avifauna, campeaba en busca de alguna presa que llevar a su secreto nido en alguna apartada grieta o cárcava. Muy a lo lejos, sólo se pudo obtener una foto testimonial de este bello adulto de Águila perdicera.


Dejamos de mirar el adornado cielo, con las grandes y bellas aves rapaces, al que volveremos más adelante, por que nos acercamos a la orilla del río, en el que un pequeño bosque de ribera compuesto por fresnos, algún chopo, aliso y algún saúco, mitiga los estragos del calor. Es aquí, donde nos centramos en buscar la fauna entre la bella y verde vegetación.  Entre las ramas de un tupido fresno, casi en completa oscuridad y totalmente inmóvil, puesto que es un ave crepuscular, sorprendemos a un bello martinete, pequeña garza de tonos grisáceos.


Junto a diversos pájaros de soto  ribereño como el cuco y el martín pescador, la rapaz con la que comenzamos este recorrido, el milano negro, pone un punto y seguido hasta la siguiente y última entrada de esta serie, ofreciéndonos la belleza de su técnica de caza sobre un pequeño pececillo que con una gran precisión y rapidez es capturado de las calmadas aguas. Observen como en la secuencia de fotos, en primer lugar el milano rastrea, campea la zona de caza, en este caso el agua, en busca de un pez moribundo o un pez que en ese momento sube a alimentarse de algún mosquito a la superficie. En ese momento, mediante el giro de su ahorquillada cola, que como vimos en la anterior entrada el milano real usó para capturar al reptil , se deja caer plegando las alas en un corto picado para segundos antes de llegar a capturar al pez adoptar la postura planeando levemente con sus alas y con las calzas y garras por delante. Una vez capturado el pez, lo agarra con una de sus garras y con una increíble habilidad se lo lleva hasta el pico. Terminada la captura y una vez engullido el pez, en la última foto de la secuencia se ve claramente como usa la membrana nictitante de sus ojos para eliminar cualquier impureza, cualquier escama, polvo o gota de agua que haya podido entrar en sus ojos.










Con las acrobacias de este  protagonista estival, el milano negro, seguiremos descubriendo en la tercera parte a los pequeños habitantes estivales y a dos de nuestras joyas aladas de las rapaces ibéricas. Como despedida, esta bella instantánea compuesta por dos grandes boeing 747 de nuestros cielos.





05 agosto 2015

¿CÓMO ES UN DÍA EN LA SELVA MEDITERRÁNEA? PARTE 1

Gracias a las últimas salidas al campo y observaciones que he llevado a lo largo de estos últimos meses en diversas partes de nuestra geografía, re emprenderé la continuidad en este espacio mediante una serie de entradas, cuyo argumento será el día a día de uno de nuestros montes y bosques adehesados en la estación primaveral. En él seremos un espectador de todo cuánto habita este rico y diverso biotopo que es el ecosistema mediterráneo transformado por el pastoreo y la mano del hombre. 

Llegamos al comienzo de nuestra dehesa, aquí el arbolado aún está muy disperso, alternándose con algunos campos de labranza. Es en estos campos dónde encontramos agazapadas entre los altos y aún verdes cultivos algunas de nuestras aves esteparias como la avutarda, el alcaraván y la bella perdiz roja, que en las fechas primaverales comienzan a realizar sus puestas. Algunos pequeños pájaros encuentran en las lindes de los cultivos y el bosque adehesado, el lugar idóneo  para delimitar sus territorios mediante sus fuertes y bonitos trinos. Un bello macho de pinzón vulgar es el que en esta ocasión nos deleita con su canto territorial, mientras el otro miembro de la pareja incuba los huevecillos en un pequeño, perfecto y adornado nido que cuelga en la horquilla de una rama.


Bajo el canto del pinzón, una perdiz roja sale de su encame a la carrera, al descubrir en el cielo a un milano negro que se muestra curioso en busca de algún animalillo despistado.


Seguimos el vuelo del milano negro que se adentra hacia el corazón de la dehesa dónde las viejas encinas podadas mediante la técnica del desmoche, proporcionan amplias sombras, alimento y cobijo al ganado. El arbolado se hace poco a poco cada vez menos disperso y va dejando paso a pequeños carrascos y encinas jóvenes, señal de que en esa zona no hay gran afluencia de ganado. Entre las redondeadas copas de las encinas perdemos de vista a la rapaz. Seguimos nuestro camino hacia el interior de la dehesa y comenzamos a encontrar una zona en la que los robles y las encinas van dando paso al bosque mediterráneo, al olor a jara pringosa, al color de la corteza de los alcornoques y a un sinfín de nuevos habitantes recién llegados de sus cuarteles de invernada en África. En primavera el paisaje que nos ofrece este rico ecosistema es impresionante, por que allí donde miremos descubriremos vida, desde las pequeñas florecillas que adornan e inundan todo el ambiente con sus esencias, hasta  el cielo adornado con innumerables especies de aves.



De repente, dos sombras se proyectan en el rojo campo de amapolas. Alzamos la mirada y en el cielo descubrimos a nuestro primer gran tesoro migrador, una pareja de Cigüeñas negras que seguramente acaben de llegar de su gran singladura desde el continente africano y como nosotros, una primavera más, quedan fascinadas por la belleza del paisaje, por esas grandes y voluminosas copas donde otro año más sacarán adelante a su prole.


Se dirigen hacia el cauce de un pequeño riachuelo donde encontrarán su alimento para recuperar las fuerzas después de tan largo viaje. Por un momento, un pequeño ruido entre el espeso y tupido conjunto de jaras y escobas nos hace olvidarnos de la lejana pareja de zancudas que se pierden en el horizonte. Después de esperar, y alejarse unos metros de dónde había sonado el ruido, descubrimos al autor, que a primera hora de la mañana necesita los fuertes rayos del sol para activarse y poder alimentarse de sus presas. Sale el bonito, el colorido y gran reptil a tomar el sol a la pista por la que nos encontramos sin percatarnos de que ambos estamos siendo observados por un tercer protagonista que pondrá una nota dramática en la mañana primaveral.  Alejados a unas decenas de metros, comenzamos a ver las preciosas y coloridas escamas de este animal del mayor lagarto de la península ibérica, de un viejo y gran lagarto ocelado que tantas y tantas primaveras habrá orado al sol en busca de la energía de sus rayos para calentarse y comenzar su actividad.




Mientras el lagarto ocelado tomaba el sol y un servidor estaba absorto observando cada una de sus brillantes escamas por el visor de la cámara, de repente el tercer protagonista que seguramente estaba oteando desde la altura o desde un árbol cercano en busca de alguna presa se abalanzó sobre nuestro amigo el lagarto para llevárselo con el a las alturas. Un bello milano real, especie que está catalogada como en peligro de extinción, en cuestión de décimas de segundos y gracias a la agilidad que le proporciona la anatomía de su cuerpo, con esa característica cola ahorquillada que le sirve de timón para hacer esos rápidos virajes, había capturado un gran lagarto sin que éste se hubiera percatado de su presencia.



Antes de seguir narrando el día a día primaveral de uno de estos enclaves, de una de nuestras selvas mediterráneas, quisiera dejar claro a los lectores que puedan sentir cierta pena por nuestro amigo el lagarto ocelado, o incluso odio por el milano real, que el milano caza por que tiene que alimentarse y que en esta época el milano real no solo caza para si mismo si no para los polluelos que tiene en el nido que ha construido anteriormente. Además hacerles saber que como todas las demás aves rapaces está prohibido su caza, envenenamiento, captura y expolio de sus nidos y que de no ser por que aún en algunas zonas quedan lagartos ocelados y multitud de roedores que son la pieza básica junto con la carroña de la alimentación de nuestros milanos reales, aves como el milano real o el águila calzada que suele cazar más frecuentemente este tipo de lacértidos, no podríamos quedar fascinados con el juego de la depredación que fue el argumento de la anterior entrada.


Continuamos hasta llegar a un pequeño claro, donde las retamas están más dispersas y empiezan a brotar pequeñas jaras. Encamada, usando su pelaje pardo como estrategia para pasar desapercibida a los depredadores encontramos una liebre ibérica que al detectarnos decide levantarse y esconderse entre los arbustos a toda prisa.


El paisaje se va tornando más rocoso, empinado y a lo lejos se ven algunos cortados rocosos que cercan el curso de un río. Mirando con nuestros prismáticos observamos en la lejanía a los grandes buitres leonados que a esta hora de la mañana se agolpan en los picachos esperando a lanzarse al vacío en busca de una corriente térmica que les lleve a patrullar en busca de un cadáver. Un poquito más cerca, posado en la rama de una encina encontramos un alcaudón común, pajarillo este que también pasa el invierno en África y que tiene la peculiaridad de tener un pico ganchudo similar al de las aves rapaces pero sin embargo carece de la fuerza prensil y de las garras de estas aves. Sin embargo, el alcaudón común ha desarrollado una manera muy hábil de solventar este problema. Con su fuerte pico, cuando detecta un alacrán, un ratoncito o incluso alguna pequeña lagartija, lo depreda y pronto lo transporta al cercano espino dónde como si de un pincho moruno se tratase lo clava para comenzar a desgarrarlo con su pico ya que es incapaz de sujetarlo con las patas.


Aún con poco calor en el entorno, los buitres permanecen posados en el lejano roquedo, a dónde nos dirigiremos conociendo a nuevos habitantes de nuestra selva mediterránea, objeto de la próxima entrada.

Por último, esta colorida Lavandera boyera nos despide, por ahora, de esta pequeña historia contada por la naturaleza que aún perdura entre las centenarias encinas, robles y alcornoques de nuestros montes que como ejércitos de guerreros, antaño lucharon contra la tala por nuestra parte para sustituirlos por campos de labranza.







22 marzo 2014

DESHIELO, CANTOS, FLORES... PRIMAVERA!!

Deshielo, cantos, flores son tres de las características principales que se notan cuando la primavera llega a nuestras dehesas, montañas, parques y jardines. Multitud de árboles florecen, otros están en brotación, pequeños pájaros como los verdecillos alegran la campiña con sus trinos, y algunas rapaces como el aguilucho lagunero comienzan con el celo.

Acuciadas por el aumento de las temperaturas, algunas aves estivales comienzan a "invadirnos" con sus coloridos plumajes, y sus cantos para pasar el estío y reproducirse en nuestros campos. Abubillas, milanos negros, cigüeñas negras, cernícalos primillas ponen una nota alegre en el cielo, una nota alegre que con sus trinos, y cantos nos vienen a decir que el invierno está tocando a su fin, y que después de estas precipitaciones, la primavera será espectacular.


Zona de Hoyamoros.



Riachuelo cargadito del agua deshelada de los neveros


Milano negro

Hembra de aguilucho lagunero


Flores y verdecillo aprovechando los primeros rayos del día.




Conforme avance la primavera, podremos disfrutar de un conjunto de sonidos, de colores e incluso de olores, que harán de esta estación una de las más bonitas para disfrutar de nuestros paisajes, fauna y flora que aún conservamos


UN SALUDO A TODOS LOS SEGUIDORES

22 julio 2012

UN RATILLO EN EL AZUD

Debido a motivos personales, sólo puedo salir al campo los sábados, y además poco tiempo. Bueno, pues ayer, estuve un ratito en el azud, a primera hora de la mañana, para observar como se va acentuando el paso postnupcial. Pues bien, fue uno de los últimos días más productivos, debido a la abundante presencia de varias especies de limícolas.
Os pongo el listado, como siempre, de las especies observadas.

  • Cigüeñuela común: muy abundante, ejemplares dispersos por las orillas, y grande concentración en la zona del hangar, con unos 60 ejemplares. 
  • Andarríos chico: muy frecuente en las orillas, ejemplares dispersos, varios grupos de unos 5 individuos. En torno a los 15-20 individuos.
  • Garza real: 36 individuos. Descansando en una orilla.
  • Garceta grande: 1 individuo adulto. Fue el primer ave que observé, se estaba alimentando al final del dique, pero en seguida sobrevoló todo el azud, con un pez en el pico, y acosada por una garza real, desapareció de la zona.
  • Alcotán común: 1 individuo joven, que recorrió parte del azud, sobrevolando a baja altura las orillas. Estaba buscando el desayuno, ya que eran las 7:15 de la mañana.
  • Avefría : común, con grupitos de unos 10 individuos. En torno a los 30 -40 individuos.
  • Zampullín común: 8 individuos.
  • Andarríos grande: 1 individuo.
  • Chorlitejo chico: común.
  • Abejaruco.
  • Vencejo común.
  • Avión común.
  • Avión zapador: junto a las dos especies anteriores, formaban un nutrido grupo.
  • Golondrina común
  • Somormujo lavanco.
  • Ánade real.
  • Focha común.
  • Garcilla bueyera: el mismo grupo de las semanas anteriores.
  • Espátula: 4 individuos adultos, que descansaban a primera hora de la mañana en una orilla, después sobrevolaron dos veces parte del azud, en la primera bajaron y se alimentaron en una orilla lejana, y en la segunda, desaparecieron de la zona.
  • Cigüeña blanca.
  • Gaviota reidora : 25 individuos. ( inmaduros, y adultos)
  • Gaviota sombría: 1 ejemplar solitario. ( probablemente el mismo de la semana pasada)
  • Pagaza piconegra: 3 individuos adultos.
  • Aguja colinegra: 7 individuos.
  • Chorlitejo grande: 1 individuo.
  • Correlimos zarapitín: 3 ejemplares en compañía de correlimos gordo y común.
  • Correlimos gordo: 5-7 individuos en un grupo mezclado con zarapitines y comunes.
  • Corrrelimos común: unos 10 ejemplares .
  • Combatiente: 2 ejemplares, mudando a plumaje .
  • Archibebe común: 1 sólo ejemplar.
  • Pato cuchara: 1 macho en plumaje de eclipse.
  • Perdiz roja: 3 adultos con 9 pollos.
  • Ratonero común
  • Milano negro
  • Milano real
  • Águila calzada
  • Cernícalo primilla
  • Cernícalo vulgar: los pollos anillados hace dos semanas, ya vuelan por los alrededores de la carretera que está próxima al nido. Pude contabilizar hasta 3 individuos jóvenes.
El número de limícolas, va subiendo respecto al de otras semanas. Por otro lado, hay que decir que el listado anterior, sólo contó parte de las orillas del azud, y los números de las especies de limícolas pueden fluctuar, puesto que mientras contabilizaba e identificaba una orilla de una península, la orilla del otro lado del embalse, con el paso de alguna que otra rapaz, demostró que allí se congregaban otra buena cantidad de especies.  Otro motivo a señalar, es la distancia que hay desde el agua hasta la carretera, ya que el humedal carece de observatorios. Esta distancia hace difícil identificar a las aves y mucho más fotografiarlas, sobre todo a ciertos limícolas que no hacían otra cosa que volar de acá  para allá en las primeras horas de la mañana.

Garceta grande.

Bando de espátulas, descansando en compañía de una cigüeña blanca.
 Dos pagazas piconegras, en los dos extremos de la imagen, y a la derecha, las 7 agujas colinegras.
 De izda a dcha, pagaza piconegra, 3 correlimos ( zarapitines) gaviotas reidora y agujas colinegras
 Bando de espátulas volando.
 En solitario.
 Panorámica de la concentración de limícolas (  pincha en las imágenes para ampliarlas)

Ratonero común



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20 noviembre 2011

PREVIA CAMPAÑA GAVIOTAS 2011-2012; ANILLAS;GAVIOTA CANA

Hoy madrugamos un poquito y nos fuimos (mi padre y yo) en compañía de Miguel Blanco (http://helmanticaornithology.blogspot.com) al CRTU ( centro de tratamiento de residuos urbanos) de Gomecello.
Teníamos previsto ver como estaba aquello, cuántas y por dónde se movían las gaviotas...
Nada más llegar, subimos las 5 trampas al vaso de vertidos, las cebamos de comida, y a esperar. La mayoría de las gaviotas llegaban al  vertedero y se iban directamente a descansar a los campos próximos, por lo que no hemos capturado ninguna.
Con la mayor parte del grupo de gaviotas posadas nos hemos entretenido en buscar anillas, y la verdad es que no ha estado mal.

Grupo de gaviotas.



En este grupo, Miguel Blanco detectó un ejemplar de gaviota cana, y además una cigüeña blanca, con anilla octogonal negra.

Miguel observando las gaviotas.

Después de tomarnos algo en la sala de máquinas de café, nos entretuvimos observando otras aves y fotografíandolas.

Triguero.
Además de las gaviotas, cabe destacar la presencia de garcillas bueyeras, cigüeña blanca, milano real, busardo ratonero, 1 milano negro, lavandera blanca, lavandera boyera, y perdiz roja.

Milano negro.
Milano real.


Y para rematar la jornada hemos observado dos milanos reales,  con marcas alares. Informaré cuando tenga historiales.

Ala derecha ( marca roja) y ala izda (marca verde y blanca)



El otro milano real marcado, tiene la misma marca en las dos alas, negro y verde, con un posible dígito blanco en ambas.




Revisando las fotos, una gaviota gaviota sombría con anilla blanca de PVC. (imposible lectura)


Con las obervaciones de los milanos, nos alegramos la mañana.