"Rebuscando" entre los incesantes cantos y los preciosos colores que nos ofrece el verdecillo, podemos encontrar algún lúgano, que aún se alimenta de los frutos de un aliso. Mientras tanto la ribera comienza a teñirse de verde, bajo el sonido de la corriente del riachuelo, que baña de vida el soto, por el que uno camina, y sobre todo conoce y aprende. En el cauce, las nutrias se alimentan de los peces, bajo la atenta mirada del recién llegado autillo, que esperará a la caída del día, para reclamar su territorio.
Lúgano alimentándose de los frutos de un aliso.
Jilgueros, verdecillos, mosquiteros, mirlos, y casi todos los habitantes del soto están ya con la preparación del nido, las cópulas o incluso incubando. Muchos de los "nuevos" habitantes, nos ofrecen sus lances de caza, como el mosquitero común alimentándose de los primeros mosquitos de la estación
Mosquitero común intentando cazar un mosquito.
Petirrojo.
A todo esto, otro de los estivales que pasan bastante desapercibidos, es el avetorillo, el cuál estoy intentando fotografiar desde hace dos años, en el curso del río Tormes, en los alrededores de la ciudad, debido al número de parejas en la zona. Este año, he echo el paseo donde me ha salido hace un año, para tantear, y esperemos que en los siguientes intentos, los cuales comentaré en el blog, le pueda fotografiar y sea uno más en este espacio.
Carbonero común macho.