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11 diciembre 2016

POR FIN ..... ¿INVIERNO?

Diciembre, las festividades navideñas ya ocupan los escaparates de las tiendas, las luces y adornos navideños se cuelan en calles y casas, el fin del calendario toca a su fin, invierno, nieblas, frío, etc. Un momento.... ¿he dicho invierno? 
En pleno mes de Diciembre, en las zonas que voy a resumir en esta entrada, exceptuando algunos días puntuales, no se notan, al menos no en exceso, los crudos factores meteorológicos invernales.  

Comenzamos este resumen, por las especies invernantes, que sin lugar a dudas ya están por nuestras latitudes y se cuentan por miles. Como no, son los grandes viajeros, las grullas y los ánsares los que con sus trompeteos y graznidos surcan buena parte de los cielos y campos castellanos y extremeños. 
Entre las bandadas de Ánsares comunes, a menudo se infiltran otros ánsares y barnaclas, y en esta ocasión en compañía de dos amigos, pudimos bimbar a un Ánsar piquicorto, en el Azud de Riolobos.

Ánsar piquicorto (Anser brachyrhynchus)


Con unas temperaturas agradables, más propias del otoño o incluso de una primavera temprana, pudimos disfrutar de este individuo, detectado días antes. Cabe destacar, la situación actual del Azud de Riolobos. Sin duda alguna, se encuentra en uno de los mejores momentos hidrológicos de los últimos años, para albergar una buena cantidad y variedad de aves, especialmente acuáticas invernantes. Sin embargo, las continuas molestias producidas, por la intrusión ilegal de vehículos hasta las mismas orillas ya denunciadas, y la cantidad de personas en el interior del recinto del embalse, hacen que muchas de las aves invernantes no encuentren la suficiente tranquilidad y por tanto decidan dispersarse a humedales cercanos más tranquilos.

En la siguiente fotografía, se observan las molestias a la fauna (grullas volando y ánsares agrupándose en el agua) debido a la presencia de personas y a la intrusión de vehículos (esto último prohibido mediante cartelería). En la foto se ven 3 de los 4 vehículos que pudimos observar.


Además del grupo fluctuante de Ánsar común, en el que está infiltrado el piquicorto, cabe destacar el buen número de grullas que utilizan el embalse como dormidero y lugar de descanso, fluctuando entre unos 1500-3000 individuos y que por desgracia también sufren las numerosas molestias producidas en el lugar.

Dejamos para más adelante, la problemática del Azud de Riolobos, que comentaremos en este espacio, en próximas entradas y nos centramos ahora en varios lugares de Extremadura, que pudimos visitar en el día de ayer. Teníamos la intención de observar a una rareza, que se ha sedimentado durante unos días en Galisteo.
 Después de despertarnos bastante temprano, y de observar la gran cantidad de especies que se reunían por la zona, le detectamos en uno de los numerosos arrozales, se trata de un Chorlito Dorado Americano, integrado en un bando de Chorlitos dorados. 

Chorlito Dorado Americano (Pluvialis dominica)


Entre las numerosas especies que pudimos observar, detectamos 5 espátulas, entre las que una portaba este marcaje con anillas de PVC de lectura a distancia. Además un nutrido grupo de Cigüeña blanca, algunos Ánsares comunes, y gran cantidad de passeriformes, como por ejemplo varias Currucas cabecinegras.

Espátulas (Platalea leucorodia)


Sin perder mucho más tiempo y con el objetivo de aprovechar bien el día, nos acercamos a unos arrozales cercanos, en los que entre otros pudimos observar a dos especies exóticas, el Estrilda y el Bengalí rojo. 

Pareja de Estrilda (Estrilda astrild)


Desde este punto, tomamos rumbo hasta la siguiente dirección, el embalse de Alcollarín, que sin duda siempre que lo hemos visitado nos ha dejado con muy buen sabor de boca, y esta vez no iba a ser menos. Por el camino, pasamos e hicimos una breve parada en el Parque Nacional de Monfragüe, que nos llevó una gran desilusión. Nada más parar en uno de los aparcamientos, pudimos observar que ayer se estaba desarrollando una cacería. Es increíblemente desconcertante, que con la protección que debiera dar la catalogación  de este espacio, se considere oportuno, que una de las medidas para evitar la sobrepoblación de Ciervo, sea mediante la caza. Y más, en un espacio ampliamente visitado por gran cantidad de personas, que a escasos 250 metros están observando el verdadero interés de Monfragüe sin percatarse que otras personas están pegando tiros. Algo, en mi opinión realmente desconcertante y peligroso.

Continuando hasta Alcollarín, pudimos observar como los bandos de grullas, cada vez más numerosos, se alimentan en las dehesas y arrozales colindantes. Nada más llegar al lugar, pudimos observar la gran cantidad de anátidas que se concentraban en la lámina de agua, en su gran mayoría patos cuchara. En las siguientes imágenes se observan una ínfima parte de la gran masa de anátidas que descansaban en el lugar.



Sin poder dedicar mucho tiempo a la observación de la lámina de agua, nos dirigimos a la parte final del embalse para seguir observando mientras reponíamos fuerzas comiendo para el viaje de vuelta. Lo que allí observamos, nos sorprendió. Nada más llegar, una alborotada cantidad de Gaviotas reidoras descansaban y se alimentaban en la zona, junto a alguna Cigüeña blanca, bastantes Garcetas comunes, Garcillas bueyeras, e importantes números de Garceta grande y Garza real. 
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Sin embargo, lo que nos sorprendió aún más fue la observación de 3 Cigüeñas negras en pleno diciembre, algo que junto a los 22 grados que disfrutamos en ese momento y los floridos pastizales, nos hizo pensar a más de uno, si realmente en pocos días estaremos celebrando las navidades o por el contrario aún estamos a finales de un verano muy largo.


Por último, nos acercamos a una zona dónde suelen observarse Chorlitos carambolos, aunque sin embargo no tuvimos la suerte de poder observarlos. Una gran jornada campera por tierras extremeñas, despedida por la luz de la luna, que sirvió entre otras muchas cosas, para darse cuenta una vez más, que para poder observar y deleitarse con este gran número de especies, primero hay que conservar. 







11 octubre 2015

¿QUÉ MEJOR QUE UNOS ZANCOS?

Si te alimentas en zonas húmedas e inundadas, la mejor  opción para hacerte con el sustento, son unas largas patas, aspecto morfológico que da nombre a las aves zancudas. Bajo este apelativo, se incluyen varias especies de diferentes órdenes taxonómicos. En esta ocasión vamos a conocer a una especie que no sólo tiene largos zancos, si no que su pico ha adoptado una caprichosa forma, que además le brinda el nombre al ave.
Sin embargo, y los que visitáis mi blog lo sabéis, vamos a conocer a esta especie dentro de una historia, dentro de un pequeño relato, en el que no sólo trate de  la especie protagonista, si no que englobe a otras muchas que comparten hábitat con esta especie.

Nos encontramos a mediados del verano, en una colonia de Espátulas comunes, en un humedal holandés. Los adultos que aún lucen la bonita cresta y los tonos amarillos del plumaje nupcial, comienzan a agruparse junto a su progenie. Los pollos del año, desarrollados casi por completo, se alimentan guiados por los adultos en las someras aguas del humedal. A finales del mes de Agosto, cuándo los inmaduros han cogido fuerza y musculatura, forman bandos con los adultos para iniciar la migración. Una migración que los llevará muy lejos, varios miles de kilómetros hacia el sur.

Los adultos, que ya han realizado el largo y duro viaje más veces, guían a los juveniles hasta puntos de avituallamiento y descanso, donde permanecen unos días antes de seguir adelante en su viaje post nupcial, que los llevará a muchos al sur de Europa y al continente africano.

Cuando uno observa detenidamente a esta especie, le sorprende el aspecto general del ave. Blanca, con patas negras, y lo que más sorprende es su pico. La forma, la longitud y los caprichosos colores que tiene. A modo de espátula, el pico largo acaba en su extremo siendo plano, lo que le brinda el nombre de Espátula común.


Suelen ser bastante comunes, en la época de paso en los humedales marinos y de interior de nuestro país. Si el aspecto morfológico nos sorprende, el comportamiento gregario de la especie cuando se alimenta, incluso es más curioso. Se alimentan generalmente en zonas someras, dónde sus zancos y su pico les son útiles para capturar principalmente pequeños microorganismo, moluscos y peces. Comienzan a andar de lado a lado la cabeza con el pico introducido en el agua, para que cuando el extremo de su pico toca, por ejemplo, con un pez, capturarlo entre la superficie plana de su pico. Algo que se pensaba es que esta herramienta de la especie, tenía pequeños filamentos a modo de barbas que filtraban el agua en busca de su alimento, pero no consta de estas barbillas.

 "Espatuleando"




Se han realizado numerosos estudios y proyectos de anillamiento de este ave, y es frecuente que en los grupos que descansan y se alimentan haya algún individuo anillado.  Esto nos permite saber, entre otros datos, la edad, el lugar de anillamiento, las zonas de parada en su migración. Pero también nos podemos fijar en el plumaje y otros aspectos morfológicos para descifrar la edad de los individuos. En esta ocasión, podemos observar que las espátulas jóvenes y de 1º invierno, lucen las puntas de las primarias negras. Por otro lado, hay individuos que tienen muchos más años, y detalles de coloración y desgaste del plumaje, así como del pico, nos hacen pensar en que este ejemplar pudiera tener perfectamente más de 10 o 15 años.  En la siguiente comparativa se observa a un ejemplar adulto reproductor de quizá 4-5 años y el individuo que he permitido llamarla "La Abuela".

Ejemplar adulto (izda) y el ejemplar longevo a la dcha.



Bando de espátulas, en el que se encuentra un individuo anillado.



Observando a este ejemplar longevo, cuyo aspecto y comportamiento de guía para sus congéneres, "La Abuela" me hace pensar en ¿Cuántos años habrá recorrido las mismas rutas de vuelo en la migración?, ¿ Cuántos peligros habrá visto en los miles de kilómetros que ha recorrido? ¿Será este el último viaje de "La Abuela"? Muchas y muchas preguntas sobre este ejemplar que sin duda alguna, ha sido un placer poder observarla y que de alguna forma cuando veamos otro individuo de la especie pensaremos si son descendientes del citado ejemplar.


Plumaje desgastado, y la tonalidad del pico muy diferente al de un adulto joven. 


En esta foto se observa a "La Abuela" y a un ejemplar adulto en segundo plano.



Ligadas al medio acuático, comparten hábitat con otras grandes aves, que se incluyen en esa denominación de aves zancudas, aunque no pertenezcan al mismo orden. Las garzas reales y las garcetas comunes son algunos de los vecinos, que con otro forma de alimentarse compiten por algunas de las presas de las espátulas.

Garza real 



El pico en forma de daga y la utilización del cuello como un arpón, les hacen capturar peces con bastante facilidad.

Garceta común.



Después de alimentarse, los bandos de espátulas suelen descansar agrupadas y asociadas a algunas otras aves acuáticas.





 Una vez repuesto el combustible, las espátulas siguen adelante en su vuelo migratorio hasta África, y nos dejan con la ilusión de bellos momentos al observarlas y de que otro año más observemos a individuos como "La Abuela".






Este ejemplar, quiso otorgarnos el placer, a los lectores y al que esto escribe de unas bellas y espectaculares  instantáneas y momentos antes de unirse al grupo. Lo más impactante fue verle abriendo el pico varias veces antes de unirse al grupo, quizá despidiéndose de estas aguas y tierras salmantinas tan lejanas de su zona de cría, pero también tan necesarias para que no perezcan en el camino.




Hasta el próximo paso post nupcial, querida "Abuela"