14 septiembre 2015

SI PUDIERAN CONTARNOS...

Como habréis podido observar en las anteriores entradas de este espacio, habíamos entrado en una serie de historias protagonizadas por un grupo genérico de diferentes aves, que denominamos las aves viajeras,  aves migrantes, aves de paso que recorren largas distancias en sus vuelos pre y post nupciales. Hoy, en esta entrada, ponemos punto y final a esta serie pero no a estas hermosas y ágiles aves que tantos momentos brindan a los que de una forma u otra los buscamos en nuestras salidas al campo y que protagonizarán más entradas en este espacio.

Si pudieran contarnos, si pudieran decirnos cuanto han viajado esas recias alas recubiertas de fina y algodonosa pluma, si pudieran contarnos cuanto han visto sus negros ojos en esos largos viajes, estoy seguro que nos quedaríamos fascinados. Pues bien, ¿y si pudieran contarnos?

Comienza un nuevo día, un nuevo amanecer que con sus débiles pero cálidos rayos va calentando las aguas de este embalse, que tanto hemos mencionado en esta serie, y en numerosas ocasiones en este blog y en otros medios, quizá no las suficientes o quizá no de la forma apropiada para que las instituciones competentes tomen cartas en el asunto y gestionen de una manera correcta la zona.  Comienza la vida de estas aguas, se desperezan las primeras gaviotas reidoras, los primeros bandos de limícolas, y las espátulas. Cuando la luz del sol nos permite ver las sombras que tenemos a escasos metros de distancia, algunas de las aves que se quedan en el mismo lugar descansando o alimentándose, se percatan de nuestra presencia sin que esto les influya pues descansan y se siguen alimentando. Observamos de pronto a un ejemplar de Avefría europea que descansa y da  la alerta a cualquier mínima perturbación en la zona. Y que va a ser el hilo conductor de esta historia contada por pájaros, contada por aves viajeras, una de esas muchas historias que podrían narrarnos.



De pronto, desde el improvisado escondite desde el cuál observamos las especies que comienzan a andar por las orillas y nadar en sus aguas, un nuevo inquilino de este paisaje, de este azud, nos sorprende levantando momentáneamente a todas los limícolas que salen volando velozmente, gracias al estridente grito de alarma de la Avefría. Es un inquilino sigiloso, de plumaje listado, y con una ancha cola, es sin duda alguna, una de nuestras aves rapaces más ágiles. Casi no da tiempo a observarle detenidamente y mucho menos casi a hacerle una foto, pues a toda velocidad recorre la orilla a escasos metros del pequeño resguardo. 


Este juvenil Azor, fue el artífice de tal inolvidable momento, pues aprovechando la poca espesura de árboles que en esta zona encontramos, y las ondulaciones del terreno, modela y perfecciona sus técnicas de caza en estos días en el que menú es abundante.

Foto testimonial del azor juvenil.


Una vez pasado el peligro que para cualquiera de estas avecillas conlleva la rapaz, vuelve a reinar la calma que en estos días ya comienza a ser acompañada por un fuerte viento frío que nos recuerda que el otoño ya está con nosotros. Desconfiados por la presencia fugaz del azor, comienzan a venir de manera muy tímida pero constante nuevos individuos de Andarríos bastardo, Correlimos menudo y Andarríos chico y nuestras Avefrías europeas que contemplan el vuelo de los protagonistas de la segunda parte, de los ibis de Europa, del bando de 13 moritos comunes que sobrevuela en estos momentos el azud buscando una zona donde posarse y descansar.

Interferencias en el hábitat que conllevan a la intranquilidad y posibilidad de alimentarse de muchas aves, en este caso, los moritos. Esto se produce por una mala gestión del espacio, en el que ahora mismo no está acotada la pesca, no existen limitaciones pues algunos vehículos entran hasta la misma orilla, no se dispone de observatorios, etc.


Vuela también la avefría al sobrevolarla los moritos buscando quizá una zona más segura. Allí se encuentra con un nutrido bando de Combatientes, alguna Aguja colinegra y un bonito Archibebe común que descansas en las orillas.


De izda a dcha de la fotografía se observa Combatiente, Archibebe común (patas anaranjadas), Moritos y Combatientes.
(Pincha en la foto para observarla mejor)



Pareja de Archibebes claros a la izda y Andarríos bastardo y Combatiente.
(Pincha en la foto para observarla mejor)

Un bonito Chorlitejo grande en una de las orillas.



Junto a los limícolas y los moritos, se encuentra un bando de espátulas, una de ellas porta anilla amarilla, pero es imposible su lectura.


De pronto, una bella, pequeña, parda achocolatada silueta, una bonita anátida se deja caer en las aguas del azud para maravillarnos una vez más con sus habitantes ocasionales o en paso, como este ejemplar adulto de Porrón pardo.





Junto a todas estas aves de paso, encontramos ya a un buen número de gaviotas reidoras, sombrías y patiamarillas, estas en menor número como es lógico, indicador también de que comienza a llegar el otoño y la estación invernal. Con el vuelo de la Gaviota reidora despedimos esta larga serie de entradas sobre estos grandes atletas cuya pista de entrenamiento son los cielos de medio mundo.






2 comentarios: