10 noviembre 2013

ENTRE MEIGAS, AGUA, Y PULPO

Supongo que los lectores de este blog, habrán adivinado el argumento de esta entrada, gracias al título de la misma. Aprovechando el puente de todos los Santos, y por motivos familiares, he podido disfrutar del encanto de Galicia. Su verdor, sus lluvias, su temperatura, su gastronomía y lo más importante de esta entrada, su naturaleza.

En esta ocasión, pude recordar algunas de las anécdotas de un viaje muy parecido que hice a la zona, el año pasado. Para ver dicha entrada pulsa AQUÍ.
Pasando por la llanura castellana, intrincándose en lo más profundo de los alrededores de Puebla de Sanabria y llegando hasta las rías gallegas, nos acompaño un espíritu con un matiz fantasmagórico, debido a la niebla, brumas y constantes lluvias que tuvimos en el viaje de ida. Durante los dos primeros días prácticamente no dejo de llover, por lo cuál, fue casi imposible escaparse para observar alguna especie y mucho menos fotografiarla. Sin embargo en el último día, las brumas y las precipitaciones dieron una tregua, y dejaron lucir radiante a Lorenzo.

Las importantes precipitaciones hacían que los ríos Sar y Umia, bajarán con mucha corriente e incluso rozarán el desbordamiento en alguno de sus tramos. Ambos ríos discurren cerca de los dos hoteles en los que nos hospedamos.

Detalle de las precipitaciones y de las brumas.




Las primeras observaciones interesantes que pude hacer fueron en la playa de la Lanzada. Además de los limícolas y anátidas que se encontraban repartidas por las orillas de la ría cercana, observé lo que creo que es un precioso buitrón, puesto que es la primera vez que lo veo tan fugazmente  y varias tarabillas comunes, ambos vigilados por el cernícalo vulgar que aguardaba un descuido en su posadero. De especies límicolas pude observar dos zarapitos reales, un grupito de agujas colinegras, y chorlitejo grande y chico correteando en busca de comida por las orillas. De anátidas, azulones, silbones, cucharas, cercetas y algún rabudo.

Buitón
 Tarabilla común

Playa de la Lanzada


Y el resto de las observaciones interesantes se sucedieron en el otro hotel, en Caldas de Reis, dónde pude observar de nuevo y en la misma zona a varios ejemplares de arrendajo común y al mirlo acuático. Además lo mejor de la escapada a la terra galega, sucedió en el entorno de la Playa América y Bayona. Allí me reencontré con una vieja amiga, que lucía junto a otros dos ejemplares de gaviota cabecinegra sus anillas. Pero eso será tema y argumento para una segunda parte de esta pequeña escapada.


UN SALUDO Y MUCHAS GRACIAS 




1 comentario:

  1. Además de lluvia y niebla, parece que también pudiste ver aves. Menos mal... ja, ja, ja. A ver qué más nos cuentas en esa segunda entrada.
    Un abrazo.

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