02 mayo 2013

AMORÍOS Y POLLUELOS

A menudo y durante si no toda, parte, de la vida paseamos por los parques, jardines y otros complejos dedicados al ocio y aunque no se consiga  del todo, la mayoría están ideados para atraer a los humanos a convivir con la naturaleza. En el caso de los jardines y de los parques urbanos es más bien al contrario, si la montaña ( los humanos) no va a Mahoma ( naturaleza), Mahoma va  a la montaña. En este intento constante de lograr tener una mayor cantidad de zonas verdes en nuestras ciudades, muy pocas veces nos damos cuenta del oasis de vida que tenemos entre cientos de edificios, tráfico, fábricas ... a unos pasos de casa.

En este caso, me refiero al Parque de los Jesuitas, que en numerosas ocasiones he citado y que es uno de los principales itinerarios del proyecto de los PASEOS ORNITOLÓGICOS del GRUPO LOCAL SEO-SALAMANCA, además de contar con un total de 14 cajas nido para ampliar la cantidad y diversidad de  especies y dar a conocer al público las oportunidades y las ayudas que podemos aportar a nuestra fauna y naturaleza.

Como decía, pasamos mucho tiempo de nuestra vida, por un motivo u otro en lugares concretos. En mi caso, este parque me ha brindado un aprendizaje ornitológico sin precedentes. He recorrido sus caminos durante unos 13 años intentando fijarme en todos  los detalles de cada estación. Heladas y zorzales  en invierno; flores, polluelos y extranjeras ( que tampoco se escapan a la vista de un adolescente)  en primavera; los gritos de los niños que se divierten en los columpios en verano y el colorido del otoño.

Aún habiendo estado casi toda mi joven vida en este lugar, día tras día, semana tras semana, siempre se nos escapa algo.

En estos primaverales días, los árboles ya lucen sus brotes verdes, y los pajarillos ya están en plena época reproductora. Paseando y paseando he llegado a encontrar el rinconcito de los amores de unas cuantas aves.  Tal es el caso de que en un entorno de unos 30 metros cuadrados aproximadamente del parque fluía la vida de una manera emocionante y que a un joven ornitólogo y supongo que con más edad también, ha sorprendido.

Flores y lirios



En primer lugar y sentado en un banco para tomarme un descanso, visualizé un pequeño pájaro que trazó un vuelo semejante al de un "abejorro" pero muy directo hacia el recoveco de una pared. Allí tenía "el abejorro" más gordo que había visto, de nada menos que 9 gramos, y uno de los pájaros más pequeños de Europa, el Chochín (Troglodytes troglodytes).


Esta especie y prueba  de ello  es esta pareja, cría en cavidades, paredes y en ligeras depresiones. A principios de marzo, el generalmente polígamo macho habrá construido una buena cantidad de nidos en forma de esfera, de los cuáles la hembra elige uno que tapizará a base de plumas.

Chochín adulto en el nido.


Una vez que el macho de chochín  ha terminado su duro trabajo de "albañil" atrae a la hembra con su canto. Es aquí a finales de abril y primeros de mayo, donde nos encontramos, disfrutando del canto del macho. La hembra que ya ha elegido el nido y que ha tapizado casi por completo, se dispone a poner la puesta constituida generalmente de 5 a 8 huevos, aunque se han citado más de 16 huevos, del tamaño insignificante de 17x13 mm aproximadamente.

La hembra, que es la única que incuba  los huevos los pondrá a intervalos de un día y los incubará unos 14 a 17 días. Más tarde, como veremos seguramente en las siguientes entradas, nacerán los polluelos y al cabo de algo menos de 20 días abandonarán el nido.




Chochín adulto.

Con suerte, en Junio o Julio las parejas suelen anidar una segunda vez, sobre todo si no han sacado una cantidad numerosa de polluelos o si la primera nidada no ha salido adelante. De ser así, tendremos el placer de observar uno de los comportamientos más curiosos de nuestra avifauna, en la que los pollos de la primera nidada ayudan a los adultos a alimentar a los siguientes y nuevos pollos a base de insectos como arañas y ciempiés.

Pero aquí no acaba todo porque a la vez en los 30 metros cuadrados que os decía he llegado a observar a 4 especies diferentes que crían a parte del entrañable chochín. Al menos tres parejas de gorrión molinero han comenzado a construir sus nidos en la misma pared que el chochín, al igual que un estornino negro. Un poquito más arriba una pareja de palomas aprovechan  la rotura de un canalón para sacar adelante a sus polluelos.

Mientras tanto, en el suelo ha críado ya su primera prole de las cuatro que puede llegar a realizar el mirlo común. De todos los polluelos sólo he podido observar uno que comenzaba a seguir los pasos de sus hermanos, dispersándose fuera del nido y siendo alimentado por ambos progenitores.

Pareja de mirlos comunes y polluelo volantón de su nidada




Estornino negro entrando en el nido.




Intentaré seguir a las siguientes generaciones de estas 5 especies en las próximas semanas, así como la de la pareja de cernícalo vulgar que cría a escasos metros del parque.

1 comentario:

  1. Tienes mucha razón habría que valorar mucho más estas zonas como alvergadoras de vida animal, que lo son. Un saludo

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