Así, un poquito de todo, es lo que hay en estos días otoñales, en nuestros cielos, ciudades, humedales parques y campos castellanos. Es una época, en la que la transición de especies de aves, se hace patente con sus migraciones, atendiendo principalmente a un factor limitante, como es el foto período. Con un número total menor de horas solares, con la disminución de la fuerza de la radiación y por tanto una bajada importante de las temperaturas, hace días que el grueso de las aves estivales, comenzaron su larga migración hacia sus cuarteles de invernada, en el África tropical. Esta situación, permite además, que las aves que pasarán el invierno en nuestra península, comiencen a llegar y ocupen algunos nichos ecológicos, que en el estío se veían remplazados por otras especies estivales. En esta entrada, y como reflejo de la actual situación, vamos a ir saltando de lugar en lugar, en los últimos en los que he podido ir, dando la despedida a las últimas aves estivales que estos días aún se dejan observar y dando la bienvenida a los invernantes.
Comenzamos esta pequeña salida virtual al campo, en una ribera frondosa, con amplios y densos bosques de ribera, envolviendo el curso fluvial medio del río Tormes. Los chopos, fresnos y sauces que comienzan a tornasolarse con bellos colores otoñales, se funden con las verdes hojas del aliso y con los rojos frutos del escaramujo. Una tras otra, las bellas hojas de los árboles caducifolios, van cayendo al suelo y al agua del Tormes, donde son arrastradas por la corriente, Surcando la lámina de agua, dorada por las hojas muertas, remonta aguas arriba la elegante Garceta grande, que hasta hace unos pocos días, se encontraba en zonas tan alejadas como Hungría y cuyos efectivos vienen a pasar el invierno a zonas más agradables.
Garceta grande (Egretta alba)
Continuamos entre el soto ribereño, donde el paso postnupcial desde hace semanas, puso un toque de melodías nuevas al repertorio de cantos presentes en él, con la llegada masiva de Papamoscas cerrojillos, que se ha visto disminuida en estos últimos días y sin embargo remplazada en algunos lugares, con grandes cantidades de Petirrojos, alguno de ellos demasiado confiado, lo que permite observarlo detalladamente, a pocos metros.
Primer plano de un Petirrojo europeo (Erithacus rubecula)
Paulatinamente, el arbolado se va dispersando hasta dejar paso a pequeños claros en la orilla, que van desde zonas palustres hasta pequeñas playas. Esperando el momento oportuno, para zambullirse en el frío espejo de las aguas del río, el Martín pescador observa tranquilamente los pequeños pececillos, desde un pequeño fresno.
Martín pescador (Alcedo athis)
En las limosas playas, que más frecuentemente encontramos en grandes embalses, nos topábamos semanas atrás, con los últimos pequeños grandes viajeros, los limícolas, que en su paso migratorio siempre suelen conllevar sorpresas para el interior peninsular. Agujas colinegras, Combatientes, Correlimos comunes, Zarapitines, Menudos y entre ellos, este precioso ejemplar de Correlimos tridáctilo.
El cauce ribereño cambia, y nos encontramos con pequeñas islas e islotes, en los que sorprenderemos descansando a las primeras concentraciones de Gaviotas reidoras. Junto a ellas, podremos observar también a las curiosas concentraciones de Cormorán grande, que se producen en el invierno en dormideros y zonas de descanso. Digo curiosas, por que sirven muy bien para observar el comportamiento y las diferentes edades, que este ave acuática presenta.
Cormorán grande (Phalacrocorax carbo)
En la lámina de agua, encontramos también a los primeros ánades, que pasaran el invierno en las aguas interiores peninsulares, como es el caso de los Ánades rabudos u otras anátidas como las Cercetas comunes o los Patos cuchara, que se encuentran en estos momentos, en proceso de engalanarse con sus bellos colores, para emparejarse a lo largo del invierno.
Tres ánades rabudos (Anas acuta)
Nos alejamos a continuación del soto ribereño, hacia unas lagunas aledañas rodeadas de cultivos de regadío, en los que además de las citadas anátidas, encontramos mayor diversidad de especies, sobre todo especies palustres, y especies quizá algo más esteparias, en los barbechos y tierras labradas aledañas.
En ellas encontrábamos, hace ya unas semanas a los Carriceros comunes y Carriceros tordales que ya han vuelto a sus cuarteles de invernada, pero aún una rápida pasada con los prismáticos y quizá con mucha suerte, descubriremos a un escaso, curioso y pequeño pájaro, muy difícil de localizar entre la espesura de los carrizos y espadaña, que se encuentra en migración, también hacia África, como es la Buscarla pintoja.
Buscarla pintoja (Locustella naevia)
En las llanuras labradas aledañas, encontramos a las últimas Collalbas grises y también a las preciosas y primerizas Tarabillas norteñas.
En las dos primeras fotografías, dos Collalbas grises (Oenanthe oenanthe)
Tarabilla norteña (Saxicola rubertra)
Volviendo a ojear la lámina de agua de las lagunas, podremos detectar también, a pequeños bandos de Espátulas, descansando y reponiendo fuerzas, en su también migración post nupcial, como es el caso de estos dos individuos juveniles.
Espátulas (Platalea leucorodia)
Como vemos en los humedales y en las riberas de los ríos, encontramos en estas últimas semanas, una biodiversidad alta, pues las altas temperaturas que hemos tenido hasta hace muy poco tiempo, añadida la falta de agua, y el refugio que ofrecen, suelen ser factores muy importantes para especies que están en pleno paso migratorio, hacia sus cuarteles de invernada.
Nos desplazamos ahora a un parque urbano, tratado en este espacio de forma amplia, como es el Parque de los Jesuitas. En las últimas semanas, también se han podido constatar diversas especies, usando el lugar como un pequeño oasis en el que repostar y seguir en sus colosales singladuras. Torcecuellos, Papamoscas cerrojillos y grises, han dejado paso a los primeros invernantes, los Zorzales comunes, que desde hace una semana escasa, se sedimentan en los árboles y en los jardines, en los que la comida aún es muy abundante.
Papamoscas cerrojillo (Ficedula hypoleuca)
Torcecuellos (Jynx torquilla) presentes, al menos dos ejemplares diferentes en el parque y quizá otro individuo diferente a orillas del Tormes, en los últimos días de agosto y el mes de septiembre.
Acerolos, perales, manzanos, castaños, abedules, alisos, almeces, pyracantas, y muchas otras especies vegetales, se encuentran ahora en pleno apogeo y adornados por multicolores frutos y semillas, que constituyen una fuente, casi parece que inagotable, principalmente para una buena población invernante de zorzales comunes, alirrojos (estos últimos aún no detectados, pues son algo más tardíos), y ejemplares invernantes de picogordos (además de los individuos reproductores y sedentarios). Esta gran cantidad de fruta madura y semillas, ofrecen además en estos días, una buena cantidad, todavía, de insectos que son aprovechados por los Mosquiteros comunes y musicales, entre otros.
Zorzal común (Turdus philomelos)
Picogordo (Coccotrhaustes coccotrhaustes)
Por último y para abarcar uno de los ecosistemas, más representativos de Castilla, nos centramos brevemente en los campos de cereal, que ya cosechados desde hace tiempo, aún son el lugar de caza, de una preciosa falcónida, elegante, rauda, diseñada para la velocidad y que tiene una adaptación muy llamativa. Esta pequeña rapaz,el Alcotán tiene la particularidad de efectuar su reproducción de forma tardía, para que cuando su prole esté totalmente desarrollada, la cantidad de pollos de sus presas sea mayor que en otras épocas, para llevar a cabo el viaje de vuelta a África con una considerable fuente de alimentación.
Alcotán (Falco subbuteo)
Por tanto, palpable es ya el cambio de estación, no sólo en los valores meteorológicos, si no también y entre otros también en las aves, que comienzan a pintar con sus bellos plumajes el bello otoño y con sus cantos, esperemos que un frío invierno, que es el que caracterizaba a estas tierras castellanas.
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